Aparece la fatiga de los celos insidiosos,
Que corroen de a
poco mis ganas de dormir
Porque la noche trae sueños tormentosos,
Vaticinios de un romance a punto de extinguir.
Y sólo son esos malditos ojos profundos
Los que levantan de la tumba a mis deseos
Poblándolos de mares con besos fecundos,
Cada que se mueven en afanosos pestañeos.
Perenne obsesión que aniquila mi conciencia,
Dulce locura que envenena a mi razón,
Y es que en sus brazos no encuentro licencia
Y se vuelve indómito el palpitar del corazón.
Amargura con sabor a canción triste y boato
Lo siguen y con él mis caminos pedregosos,
Y es tentador enamorarse de un cuento barato
Aunque al final los segundos pasen lentos, moribundos y
dolorosos.
Y de pronto el tiempo se hubo dividido:
En el antes del retumbar de su nombre en mi cabeza,
Y el silencio que queda después enamorando a la tristeza,
Luego de haber conquistado donde le era prohibido.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
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