Tras
recorrer el suspenso de caricias incurridas
Donde
duele la hambruna perpetua del placer,
Y
siguen sangrando todas mis heridas.
Hace
calor y se desintegran mis sueños con el paso de un momento,
Y no
corren ni vientos malos a estas alturas de mi vida,
Provocando
que se desencadene el pago de mis pecados en tormento,
Y la
ausencia silenciosa de palabras conocidas.
No es
necesario que venga otro clavo para sacar el que ya tengo,
Sólo
son forzosas un par de canciones absurdamente sufridas
Para
amortiguar toda la pena que he estado sintiendo
Desde
que comenzaron a morir las promesas incumplidas.
Me
pregunto, entre distracciones baratas y vino tinto,
La
duración de todas las derrotas transcurridas
Porque
mi espíritu escaso de criterio terminó extinto
Por tomar
como verdades un millón de mentiras.
Creo
que es tiempo de dejar que lo que está escrito se concrete,
Para
que otra historia pueda empezar a ser requerida,
En la vorágine salvaje del olvido nunca prudente
Para
dejarme tranquila entre fantasías dormida.
Carezco
de coraje para cobrar lo que es mío por decreto.
Hay
tantos besos, abrazos y un millardo de plegarias permitidas,
Que ya
no tengo la cuenta de lo que se me adeuda en concreto,
Y no
sé en qué minuto perdí el punto de partida.
Creo y
no estoy segura, que todavía me queda una carta por jugar,
Pero
debo ser valiente para invocar a las legiones prohibidas
Que
atacaran por mí a Cupido y me dejaran conquistar
A
aquellas aldeas pobladas de deseos y perversiones reprimidas.
He
llorado cada noche de cada año ya pasado,
Porque
hay sequía ingrata de tu compañía
Que
tanta falta me hace para vivir lo tan ansiado:
Morir
en tus brazos quedando libre de melancolía.
Asumo
que es mi culpa lo que hasta aquí me ha tocado mirar,
Catástrofe,
lujuria, amor, usurpación, dolor, ilusiones, odio,
Por
hacer vista gorda al mal propiciado con objetivos de matar
Sin
darme cuenta que terminó matando de mi amor, su custodio.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
No hay comentarios.:
Publicar un comentario